PRESENTACIÓN

Este es, sin duda, el retrato más y mejor conocido de S. A. Kierkegaard (1813-1855)

1.-Carácter seductor y misterioso de S. A. Kierkegaard

Aún hoy en día, después de más de 150 años de la muerte de Kierkegaard, existe un desconocimiento de gran parte de su pensamiento y obra; especialmente de los Diarios.
La dificultad fundamental y originaria es la siguiente: el problema del hombre llamado S. A. Kierkegaard (1813-1855): «aquel individuo singular» («hiin Enkelte»).

-Dos cuestiones: Dada su no disponibilidad, cabe preguntarse: ¿Quién fue? y ¿qué hizo?

-¿Quién fue? Significa responder a:
-¿Cómo era como persona? Descripción física y psicológica.
-¿Cómo se hizo como persona? (¿Cómo llegó a ser el que fue?): Biografía personal (vida externa o exterioridad) e intelectual (vida interna o interioridad).
-¿Cómo fue su vida? Relaciones y hechos determinantes en su vida: con su padre; con su prometida Regina; con su instigador satírico Goldschmidt; con sus contrapuntos espirituales Mynster y Martensen. Sin embargo, la relación central, sin la que no se entienden las demás, fue la relación con Dios(Jesucristo).
-Conclusión: Kierkegaard se explica por la dialéctica de las relaciones Yo-Mundo-Dios

-¿Qué hizo? Escribir
. ¿Qué escribió? ¿Cuál fue su obra?



2. -¿Qué importancia puede tener Kierkegaard para nosotros?

Kierkegaard representa una vida vivida con honestidad e integridad; representa también la crítica contra cualquier falsificación de la fe; la apelación a una existencia auténtica y modélica; el compromiso y responsabilidad ante Dios... Breve y esencialmente: aprender a buscar una vida con sentido frente al absurdo existencial contemporáneo, a la irresponsabilidad y la falta de verdadera espiritualidad.

El siglo XXI está siendo el de la post-postmodernidad; una centuria en la que se abrirán grandes horizontes y, por lo mismo, grandes retos, que pondrán a prueba la solidez, la firmeza y la integridad de ese individuo en ciernes. Harán falta buenos irónico-mayéuticos y hábiles dialécticos provistos de mucho amor y entrega.
Kierkegaard fue uno de ellos, un antecedente extemporáneo pero intemporal; ortodoxamente impertinente; una estrella fugaz entre dos mundos: el que ha dejado de ser y el que todavía no es. Seguramente por ello, su concepción del individuo —igual que él mismo— se sitúa entre la desesperación y la angustia.

Dr. José García Martín